¿Qué es Sed?

Allá por julio del 2007 (sí, quién diría que pasó tanto tiempo, no?), andaba enojada con mi inspiración ausente y decidí sentarme y obligarme a escribir algo. Vino una imagen a mi cabeza. Oscura, extraña. Jugué a describirla. Así surgió el primer capítulo de Sed (que en ese momento para mí era "estacosaquestoyescribiendo").

No soy una persona de esas que finalizan los proyectos que comienzan, pero a medida que surgieron capítulos y la gente se fue enganchando... adquirió este título (provisorio u_u jajaja) y ya no hubo marcha atrás.

Es gracias a ustedes -a su avidez de beber más y más de la trama- que Sed acaba de arribar a su capítulo 50, el último de la historia. Bueno, y a unos cuantos picotones de Pablo (mi novio) n_n

Ahora comienza la etapa de corrección, espero que no se haga demasiado larga... y a ver qué pasa con la editorial, porque tengo pensado publicarlo :D


Quiero agradecerles enormemente el aguante. La paciencia, los comentarios, las críticas, o que sólo hayan leído sin decir nada. Las palabras están para ser leídas, ese es su mayor destino.

Un abrazo gigantesco que los abarque a todos ^^


Sed es una historia que gira en torno a la soledad y la necesidad e idealización del otro. Es una novela salpicada de sangre, algo de sensualidad y mucho misterio.

Los acontecimientos que transcurren en ella, van entrelazando las vidas de los personajes. A veces para bien, a veces para mal... otras para peor.

Los invito a leerla y criticarla con confianza. De eso se alimenta mi escritura.


El contenido de esta historia puede resultar ofensivo para algunas personas, si usted es de esas que se ofenden.... por favor diríjase a otra parte.
Muchas gracias y disculpe las molestias ocasionadas.


Atte, La autora.

22/1/08

.: XIV :. (Aproximación)

Imagen: Tristán e Isolda, de Salvador Dalí

Las clases retomaron su curso cinco días después. Nada volvería a ser como antes, al menos a los ojos de Sofía. Todo parecía más pequeño, más insignificante. Sus compañeros tan efímeros... propensos a desaparecer en cualquier momento. La Rectora, antes una figura de autoridad un tanto abrumadora, aparecía a sus ojos como una mujer frágil, incluso quebradiza.

Casi todos denotaban signos de desánimo, pero ella no podía dejar de pensar en el aula de 5to año y esa silla vacía que todas las miradas querrían evitar sin lograrlo.

Algo se había modificado dentro de ella y no estaba muy segura de que fuera para mejor. El mundo se cubría con una sombría capa de realidad. Era eso. Y no había manera de escaparle.

Esa mañana sucedieron muchas cosas que Sofía no comprendió y en ese momento no les atribuyó la importancia que merecían.

La clase se hallaba en silencio, cosa absolutamente atípica, más cuando estaban solos en el aula. El Preceptor abrió la puerta, les dedicó una mirada apesadumbrada y entró.

Se quedó parado tras el escritorio sin hablar, sus movimientos eran más pausados de lo habitual. Sofía notó ojeras en su rostro y una expresión extraña, como si estuviese cansado de todo. ¿Cuánto podía haberle afectado lo de Tanya?

Él comenzó a pasar lista con la voz un tanto disfónica. ¿Habrá llorado? ¿Habrá sentido verdadero dolor? Sofía comprendía que su propio dolor no había sido por Tanya sino por la vida en sí y, en última instancia, por ella misma.

-De Musis.

-Presente.

No podía imaginar qué podía unirlo a Tanya de manera que le hubiese afectado tanto su muerte.

-Giacone.

-Presente.

Sofía sacudió la cabeza. Lo más probable era que estuviese enfermo. Su mente no admitiría jamás que hubiese sufrido por la pérdida de Tanya Robles.

-Salcedo, Sofía Luna.

Levantó la vista y se encontró con los ojos del Preceptor mirándola con intensidad. El tiempo se detuvo, su respiración también. Podía sentir una especie de conexión casi tangible que los unía en ese momento. Nunca su nombre completo le pareció tan hermoso. Y esos ojos, tan luminosos, parecían querer absorberla.

Desde el pupitre de atrás, Florencia la pateó en un tobillo. Sofía parpadeó repetidas veces y volvió a respirar.

-Pe-pre…presente –susurró en voz tan baja que nadie la oyó. Pero él leyó sus labios y pese a eso continuó observándola en silencio unos instantes.

Ella sintió el rubor trepar por sus mejillas, los ojos humedeciéndose y el corazón palpitando tan fuerte que opacaba los murmullos a su alrededor.

-Salcedo, necesitaría hablar con usted un momento durante el recreo, por favor. –Fue su voz la que quebró el hechizo.

-S-sí... Sí, no hay problema –respondió Sofía confundida. Todo era tan extraño que consideró el haber inventado la situación en su cabeza.

Bajó la vista avergonzada y se preguntó si la conversación sería sobre sus benditas faltas. Después de todo qué motivos podría tener el Preceptor para fijarse en ella. Debía representarle una mocosa más del montón. Suspiró.

Una parte de ella estaba convencida de esto. Pero otra parte, no tan pequeña, intentaba convencer al resto de que algo había sucedido en esos segundos/siglos que duró su mirada.

El transcurrir de las dos horas siguientes fue una tortura para Sofía. Estaba ausente, distraída, no dejaba de mirar por la ventana a cada figura que cruzaba frente al aula esperando verlo.

El Profesor de Historia era un tipo comprensivo. Después de lo sucedido con Tanya Robles no podía pretender que sus alumnos retomaran la rutina diaria como si nada. Por lo tanto, cuando el timbre del recreo sonó, le hizo señas a Sofía para que se aproximara a su escritorio. Ella le dirigió una mirada de fastidio.

-Salcedo, la noté un tanto dispersa el día de hoy. Yo comprendo por lo que están pasando todos los jóvenes de esta escuela. Quiero que sepa que si necesita hablar con alguien, estoy dispuesto a ayudarla dentro de mis posibilidades.

-Gracias, Profesor –respondió ella, que no había dejado de retorcerse los dedos mientras lo escuchaba hablar con su lenta parsimonia.- No se preocupe, estoy bien.

-Bueno, pero cualquier cosita, ya sabe- le sonrió con toda su amabilidad.- Estoy a su disposición. Puede buscarme en la sala de profesores...

La puerta se abrió y el Preceptor interrumpió la improvisada reunión.

-Disculpe Profesor Silva, pero necesito hablar un momento con Salcedo.

-¿Te portaste mal? –bromeó en voz baja el docente.- Ya me retiro, así hablan tranquilos.

El Profesor juntó sus libros, los guardó en un gran maletín y caminó hasta la salida.

-Hasta el viernes. Piense lo que le dije. –Saludó y salió, cerrando la puerta.

Sofía sentía la presencia del Preceptor detrás de ella y no se animaba a darse vuelta. Él se acercó en silencio, apoyándole una mano en el hombro. El dedo índice rozaba la piel de su cuello.

-Sofía...

Ella cerró los ojos, un calor abrasador recorrió todo su cuerpo. Giró despacio hacia donde la voz la reclamaba y al abrir los ojos se le escapó una lágrima.

Rogó con toda su alma que no se pusiera a hablarle de sus faltas.

Él le secó la lágrima con el dorso de su mano y acarició brevemente su cabello, mirándola a los ojos.

Sofía sintió que la estudiaba, que comprendía cosas que ella no sabía explicar. Sintió el deseo desesperado de besar esa mano. Pero supo contenerse.

-Estás ahí adentro, agazapada –dijo él, apartando la mano.- Atrapada… pero yo puedo verte, Sofía.

Ella no supo qué decir. Se limitó a dejarse acariciar por su mirada.

-¿Te gusta leer? –preguntó de repente, sacándola de su abstracción.

-Sí –mintió ella.- Bueno, depende qué.

Él extendió el cuaderno que traía en una mano, del que ella no se había percatado en absoluto.

-Copié algunos poemas acá. Espero que te gusten. Al final hay uno que escribí yo. Me gustaría saber tu opinión.

Sofía tomó el cuaderno con ambas manos con cuidado, como si pudiese romperse.

-Me voy a la sala de profesores, no vaya a ser que alguien nos vea y empiece a hablar de más.

Se encaminó hacia la puerta. Sofía apretó el cuaderno contra su pecho.

-Gracias –sonrió mirándolo.

Él le devolvió la sonrisa y abandonó el aula.

Ella se quedó allí parada el resto del recreo sin soltar el cuaderno, sin abrirlo siquiera e intentando dejar de temblar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no me digasss q el preceptor mató a Tanya !!!.. noo noo, encima no sé porque me lo imagino como Jude Law (baabaa) voy a seguir leyendo q estoy intrigada..
felicitaciones , me encanta :D

sabalero dijo...

son las 0:30 de la madrugada y no puedo dejar de leer, y si yo tambien creo que el preceptor mató a Tania

Natalia Caceres dijo...

xD Pobre... suelo tensionar a la gente u_u