¿Qué es Sed?

Allá por julio del 2007 (sí, quién diría que pasó tanto tiempo, no?), andaba enojada con mi inspiración ausente y decidí sentarme y obligarme a escribir algo. Vino una imagen a mi cabeza. Oscura, extraña. Jugué a describirla. Así surgió el primer capítulo de Sed (que en ese momento para mí era "estacosaquestoyescribiendo").

No soy una persona de esas que finalizan los proyectos que comienzan, pero a medida que surgieron capítulos y la gente se fue enganchando... adquirió este título (provisorio u_u jajaja) y ya no hubo marcha atrás.

Es gracias a ustedes -a su avidez de beber más y más de la trama- que Sed acaba de arribar a su capítulo 50, el último de la historia. Bueno, y a unos cuantos picotones de Pablo (mi novio) n_n

Ahora comienza la etapa de corrección, espero que no se haga demasiado larga... y a ver qué pasa con la editorial, porque tengo pensado publicarlo :D


Quiero agradecerles enormemente el aguante. La paciencia, los comentarios, las críticas, o que sólo hayan leído sin decir nada. Las palabras están para ser leídas, ese es su mayor destino.

Un abrazo gigantesco que los abarque a todos ^^


Sed es una historia que gira en torno a la soledad y la necesidad e idealización del otro. Es una novela salpicada de sangre, algo de sensualidad y mucho misterio.

Los acontecimientos que transcurren en ella, van entrelazando las vidas de los personajes. A veces para bien, a veces para mal... otras para peor.

Los invito a leerla y criticarla con confianza. De eso se alimenta mi escritura.


El contenido de esta historia puede resultar ofensivo para algunas personas, si usted es de esas que se ofenden.... por favor diríjase a otra parte.
Muchas gracias y disculpe las molestias ocasionadas.


Atte, La autora.

28/11/08

.: XXVIII :. (Flashback)


Imagen: Pain...


La vieja casona en cuyo umbral se derrumbara se convirtió en su hogar, lugar de trabajo y prisión simultáneamente.

La certeza de que su vida ya carecía de sentido transformaría la desesperanza en total abulia.

Se sentaba a la mesa por pura inercia, no comía hasta que le obligasen a ello. Podía pasarse días en la cama sólo mirando el techo. No sospechaba que Enrique se ocupaba de todos esos menesteres por motivos contrarios a la generosidad. El hombre del olor a cigarrillo había entrevisto grandes planes para su futuro -el suyo propio más que nada-.

Durante un tiempo no debió preocuparse en pensar siquiera. Cosas tales como la alimentación, la limpieza personal y de su entorno, el cuidado de su imagen; eran atendidos por personas cuyo rostro le resultaba tan lejano como los de sus padres.

Creyó que podría transcurrir de esa manera hasta apagarse lentamente sin ganar ni perder nada en el camino. Pero no sería tan fácil. Nunca lo es.

Una tarde en que perdía su mirada por la ventana, escudriñando el muro que ya conocía de memoria, Enrique entró en la habitación -con su consabido aroma detrás- y se sentó en la cama a su lado.

-Es hora de que empieces a trabajar –dijo sin preámbulos.- Hay mucha gente interesada en vos. Será una noche ocupada. La adolescencia vende y vos tenés algo que llama. Pero no te la creas, acá nadie tiene coronita, ¿sabés? Dormí un rato.

Por supuesto que no pudo. No entendía lo que llegaría con la noche, pero inquietaba su mente frágil el posible significado de aquellas palabras.

Cuando la oscuridad comenzaba a apoderarse del muro, manos sin rostro le condujeron en silencio hasta un cuarto pequeño sin ventanas. Sólo una cama usurpaba el espacio entre paredes. La luz escasa difuminaba los límites de las cosas.

La puerta se abrió entre murmullos. Una figura que se le antojó siniestra ingresó en la penumbra.

-Sacate la ropa –le oyó decir a una voz de ultratumba.

Sintió el cuerpo paralizado de terror. El hombre se acercaba, podía oler el sudor rancio que empapaba su camisa. No había escapatoria posible.

-¡Sacate la ropa, carajo, no me hagas perder el tiempo que bien caro pagué! –repitió exasperado mientras hacía lo propio con su vestimenta, dejando al descubierto un torso velludo y sudoroso.

Imposible salir de la parálisis. Se ganaría unos golpes pero no podía obedecer, si no podía moverse siquiera.

Como había previsto, una mano pesada cayó sobre su hombro, los dedos le atenazaron la clavícula. No tuvo tiempo de gritar. La otra mano del cliente (a esta altura ya se había materializado en su mente como "cliente") le pegó un golpe que le hizo arder la cara el resto de la noche.

La ropa le fue arrancada sin miramientos. En algún momento cesó de gritar. Comprendió que nadie iría en su ayuda.

El primero fue el peor. A medida que las noches se fueron sucediendo volvió a caer en ese estado de sopor que tan bien conocía y dentro del cual hallaba cierta comodidad.

No hubo recompensas. No las esperaba. A los cuidados cotidianos se sumaron las curaciones necesarias para que estuviera presentable al día siguiente. Pasaron semanas en esas condiciones hasta que una tarde en que medía el tiempo con las sombras que se conjugaban en el muro, Enrique volvió a entrar en su habitación.

-Nunca te mirás al espejo ¿verdad? –No esperó respuesta, sabía que no la habría. No había pronunciado palabra desde que entrara en la casa.- Das asco. Y así y todo siguen pidiéndote, yo no entiendo. Eso sí, obtuve algunas quejas. Así que a ver si dejás de ser una masa inerte que los clientes se aburren. Reaccioná, hacé algo. La vas a pasar mal de todas maneras. Tratá de pasarla menos mal. ¡Avivate de una puta vez! ¿O estás esperando de vengan tus papis a salvarte? Nadie va a sacarte de acá. Ahora soy tu dueño, que te quede claro, hasta que yo lo diga vas a seguir pudriéndote acá adentro, así que más vale que empieces a acostumbrarte.

Se fue dando un portazo, dejando las palabras flotando en el aire clavándosele en cada herida como cuchillos.

Pasaron los meses y descubrió que era cierto. Si no comenzaba a ser protagonista de cada acto, se consumiría indefectiblemente entre el dolor y la angustia que le obligaban a hundirse cada vez más en su mente. No más lágrimas. Odiaba las lágrimas, evidenciaban su debilidad, debía tragárselas.

Así comenzó su aprendizaje. Cada uno tenía un punto débil, cada uno poseía una manera personal de sentir placer y dolor. Había quienes necesitaban de ambas cosas para gozar. Aprendió que el propio dolor mantenía alerta sus sentidos y le recordaba que (mal que le pesara) seguía con vida.

Tuvo mucho tiempo para pensar. En sus padres, en el niño que fuese su amigo tanto tiempo atrás que parecían siglos. En las expectativas de sus padres en su persona, en el descubrimiento de todos sus pecados mortales. Si le vieran ahora... Estalló en carcajadas. Carcajadas demenciales que hicieron que el hombre encima de su cuerpo huyera despavorido.

Eso le valió unos golpes extra de parte de Enrique-fumador-empedernido. No le importaron. El dolor era algo tan cotidiano que había aprendido a disfrutarlo. El sabor de su propia sangre en la boca le provocaba excitación. Diferente de cuando en su habitación se infligía cortes para evadirse del dolor espiritual que amenazaba consumirle... diferente de todo lo conocido hasta el momento.

Toda la vorágine de sexo y violencia que se conformaba a su alrededor estaba creando un monstruo de dimensiones inimaginables. Ni siquiera para Enrique, que descargaba sus propias tensiones dándole de puñetazos en el estómago. Hay cosas que no se deben pasar por alto. La mirada de la criatura sobre la que desataba su furia era una de ellas.

2 comentarios:

Lorena Marchk dijo...

Acabo de leerlo y no deja de latirme el corazón y de transpirarme las manos...es increíble como las palabras pueden lograr sensaciones tan fuertes,ojo! no estoy generalizando, lo atribuyo a tu manejo de las mismas,a tu poesía. Es muy preciso...Enrique es un nombre perfecto.
Me encanto (aunque este estado de desprecio hacia cierta cerditud?! humana es un poco difícil encontrar la objetividad)

Natalia Caceres dijo...

jajaja cerditud humana, buenisimo :)

Yo te conté que me estaba costando horrores escribirlo, y me costó mas aun a medida que avanzaba... y lo vivi demasiado desde adentro todo el tiempo (por suerte no del todo desde adentro.. sino termino internada :P) por eso a veces me cuesta bastante darme cuenta como lo viven quienes los leen. Asi que agradezco infinitamente los comentarios que me lo hacen saber ^^
Muchas gracias por leer y comentar siempre :) de verdad, me sirve muchisimo.
Abrazote.