¿Qué es Sed?

Allá por julio del 2007 (sí, quién diría que pasó tanto tiempo, no?), andaba enojada con mi inspiración ausente y decidí sentarme y obligarme a escribir algo. Vino una imagen a mi cabeza. Oscura, extraña. Jugué a describirla. Así surgió el primer capítulo de Sed (que en ese momento para mí era "estacosaquestoyescribiendo").

No soy una persona de esas que finalizan los proyectos que comienzan, pero a medida que surgieron capítulos y la gente se fue enganchando... adquirió este título (provisorio u_u jajaja) y ya no hubo marcha atrás.

Es gracias a ustedes -a su avidez de beber más y más de la trama- que Sed acaba de arribar a su capítulo 50, el último de la historia. Bueno, y a unos cuantos picotones de Pablo (mi novio) n_n

Ahora comienza la etapa de corrección, espero que no se haga demasiado larga... y a ver qué pasa con la editorial, porque tengo pensado publicarlo :D


Quiero agradecerles enormemente el aguante. La paciencia, los comentarios, las críticas, o que sólo hayan leído sin decir nada. Las palabras están para ser leídas, ese es su mayor destino.

Un abrazo gigantesco que los abarque a todos ^^


Sed es una historia que gira en torno a la soledad y la necesidad e idealización del otro. Es una novela salpicada de sangre, algo de sensualidad y mucho misterio.

Los acontecimientos que transcurren en ella, van entrelazando las vidas de los personajes. A veces para bien, a veces para mal... otras para peor.

Los invito a leerla y criticarla con confianza. De eso se alimenta mi escritura.


El contenido de esta historia puede resultar ofensivo para algunas personas, si usted es de esas que se ofenden.... por favor diríjase a otra parte.
Muchas gracias y disculpe las molestias ocasionadas.


Atte, La autora.

16/3/10

.: XLVI :. (Introspección)




La cabeza me late otra vez. Todo el cuerpo me late. Apenas puedo moverme. Ahora las sogas están atadas a la cama ¿Cómo estará Sofía? Si ese maniático vuelve y se le antoja matarme, no puedo hacer nada. Sofi, yo confío en tu inteligencia. Por más que tengamos encima todas las de perder.

Duele. Todo el cuerpo duele. Puedo oler mi propia sangre empapando las sábanas. Quizá no haga falta que me mate. En una de esas ya me mató, me estoy yendo despacio y sin darme cuenta. ¡Pero cómo duele!

¿Cuánto quedará de Lu? La mente juega con uno como se le antoja.

Tengo miedo. Pero no tanto como debería. ¿Cuándo empezó a menguar? El dolor me hace ser demasiado consciente de mi cuerpo como para pensar en tener miedo.

Los pensamientos se diluyen y sólo queda la sensación.

No quiero morir así.

Sofi…

Norma, Roberto… perdón.


Argh… a este café le falta azúcar. Prosigamos. Lucas Aráoz. Luca Martínez. Ludmila Weber. Presumiblemente, todos la misma persona. Hacía mucho tiempo que no me cruzaba con locos semejantes. Tengo dos direcciones vacías. Mucha gente muerta.

Aráoz. Muerto por su hijo. Debe haber sido tremendo hijo de puta. Pero bueno, no se justifica. Hijo, hija, para el caso es lo mismo. Según Nicolás Ledesma es hija, pero por su apariencia nadie sabría especificarlo.

Ordóñez. Averiguar más datos. Tiene que haber más. Llamar a Ayala para que me dé una mano. Tipo macanudo este Ayala.

Bernstein. “Suicidado” por ¿metido? La flaquita Lu hizo preguntas inadecuadas, el tipo la debe haber querido interrogar y… uno nunca sabe con quién se mete.

Tanya Robles. Asesinada porque no servía para algún propósito. Esto basado en la velocidad.

Sofía Salcedo es quien sirve para dicho propósito. Pero ¿qué? ¿Prostitución? No tiene sentido, ¿por qué la chica Robles no? Por más que me queme la cabeza no voy a adivinar. Es imposible meterse en la mierda que tienen por mente estos tipos. Ya casi es miércoles, carajo ¿puede ser que ya haya pasado una semana y tenga todavía todos estos agujeros?

Aguanten… aguanten que los estamos buscando.

Otro café, a ver si me despierto un poco y pienso mejor. Con más azúcar esta vez.


Chiquita mía de mi corazón ¿dónde estás? ¿cómo estás? ¿por qué te llevaron así?

Nunca antes me doliste tanto, ni siquiera cuando naciste. Y eso que me doliste mucho. Eras cabezona, como tu padre.

Roberto no deja de llorar. Cree que no me doy cuenta, pero es demasiado evidente. Ya no sé qué hacer para consolarlo. No me sale. No puedo con mi propio dolor, ¿cómo voy a servir para consolar a nadie?

Roberto cabezadura, autosuficiente. Roberto hombre. Roberto padre. Roberto esposo. Roberto abogado. Roberto sombra. Roberto llanto. ¡Cuántos Robertos sos y yo aún te amo! Aunque no me salga decirlo, aunque me hunda dentro mío y me ahogue en las mismas lágrimas que vos. Aunque fabrique una cortina de humo para aislarme y no contagiarte mi dolor.

Hay días en los que preferiría no existir. En que todo me resulta insoportable. Y entonces veo tus ojos rojos, brillosos, mirarme con tanto amor… que me siento la mujer más egoísta.

Roberto.

Sofía.

La esperanza es lo único que me mantiene viva.


Estás levantando un muro tan, tan alto, mujer, que temo despertarme un día y ya no encontrarte. A veces tengo tanta necesidad de refugiarme en tu cuerpo. Pero siempre termino pensando que sería egoísta de mi parte, que dada la situación, debería pensar en otras cosas. Y sin embargo…

Sé que no soy el mejor esposo. Ni el mejor padre. Hago lo que puedo y nunca me sale como quisiera. Ahora la lejanía física de Sofía y la lejanía emocional de Norma están partiéndome al medio. Soy sólo un ente flotando en la niebla, deshidratándose, agotados todos los recursos. Aferrado a una sola cuerda para no caer del todo y romperse en pedazos contra el fondo.

Trato de encontrar una solución sin pensar en la suerte que puede estar corriendo mi hija. Eso me lleva a mirar hacia otro lado y lo que hay allí es Norma. Vivo rebotando de una a la otra, intentando esquivarlas pero tratando desesperado de asirlas. Siento que en cualquier momento podría enloquecer.

Entonces aparece Sebastián. Y es un extraño sentimiento contradictorio el que me provoca. Por un lado quisiera cagarlo bien a trompadas, por callar lo que no debía callar. Por otro lado quisiera apostarle todas las fichas, porque es muy probable que esté más cerca de Sofía que ninguno de nosotros.

Me siento tan culpable, mi dulce Norma. Por todo lo que debí haber hecho y no hice; por todo lo que hice y debí haber evitado; por no saber consolarte, por no saber pedirte consuelo. Todo lo que me sale hacer es llorar como un tonto hasta secarme y después observarte con los ojos enrojecidos. Observarte desaparecer tras el muro con esa mirada de amor infinito en tus ojos. Amor por nuestra hija. Amor por nuestra pequeña Sofía.


El que va a beberse toda mi sangre. Mi sangre pura… para drenar su oscuridad y evitar que la tempestad se desencadene en mí. Sofía morirá pero Lilith vivirá en él (o en ella… ya no sé…) para siempre. ¡DIOS SANTO! ¡Cómo pude siquiera pensar en enamorarme de algo así? ¡Ciega, estúpida, inconsciente!

Pensá, Sofi, tranquilizate. No podés rendirte a esta locura así de fácil. Seba está vivo. Alguien tiene que estar buscándonos. Quedarte quieta es darte por vencida. ¿Qué es lo que te enseñó Papá? “No te des por vencida ni aún vencida”. Tiene que existir alguna manera.

Pensar en Seba me da escalofríos.

Parece que hubiesen pasado años desde la última vez que lo vi. Habrá que aprovechar hasta el último segundo juntos. Espero que alcance a comprender… sin malinterpretar. Si su mente no funciona como debería, sería un desastre. Ya no habría ninguna esperanza.

Vos. Vos sos mi salvación. Todo tiene que salir como lo planeé o… mejor no pensar en las consecuencias. Nunca en la vida lo hice, ¿por qué empezar justo ahora?


El mundo llega a su fin. El fin de muchos mundos. El dolor termina para algunos y pondrá fin a otros.

Es el fin de la oscuridad… para siempre. Podré abrir los ojos y mirar al mundo como cualquier otra persona. Sin miedo a resquebrajarme.

Todos los finales dan miedo. Miedo a lo desconocido.

Yo no.

Lo desconocido será bienvenido. No puede ser peor que esto. Nada puede.

Lavaré la sangre de mis manos. De mis entrañas. Lavaré los nombres de los que fui y seré alguien nuevo.

Las purificaciones son inevitables. Lo contaminado no prevalece. Nunca.

Nadie jamás en esta vida podrá sentir lástima por mí. Soy el producto de la oscuridad. Soy la podredumbre de la sociedad. Soy esa parte que todos ocultan, de la que todos se avergüenzan, a la que todos temen. Esa parte que nadie osaría sacar a la luz, porque a la oscuridad pertenece.

Es hora de acabar con eso.

Los sacrificios son siempre necesarios. Ella… Ella los demanda. Es la única manera.

Tenemos dos.

Los últimos dos.

Luego nunca más.

Es hora.

No hay comentarios: